Los
chinches, esos diminutos insectos que se esconden en las camas y por la noche
pican a las personas, siendo un complete fastidio, además de una posible
amenaza a la salud, tienen una historia antediluviana.
Chinche que se alimenta de sangre humana. Foto Public Domain Picture
Llevan
115 millones de años haciendo de las suyas, tal vez hasta picando dinosaurios.
Son insectos que, por ejemplo, anteceden en el tiempo a los murciélagos, que
son uno de sus hospederos preferidos. Es decir, los mamíferos no fueron los primeros
en recibir las bondadosas picaduras con las cuales se alimentan de sangre.
Eso
sugiere un estudio en Current Biology.
“Es
algo que se sospechaba, pero es reconfortante tenerlo en blanco y negro”, dijo
Christiane Weirauch, entomólogo de la Universidad de California en Riverside,
quien no participó en el estudio, citado por Science.
La
investigación sitúa la presencia de los chinches muchos millones de años antes
de lo que se creía. Y da pistas sobre los encuentros primeros con los humanos.
Para
desarrollar su estudio, Klaus Reinhardt, entomólogo de Dresden University of
Technology en Alemania y colegas recolectaron y analizaron muestras genéticas
de 34 especies de chinches y emplearon los datos para crear el primer álbum
familiar de estos insectos.
Compararon
luego sus datos con la información de un ancestro de los chinches, Quasicimex
eilapinastes, que está preservado en un pedazo de resina de 100 millones de
años de antigüedad.
“El
fósil fue la primera evidencia directa de que la familia Cimicidae era anterior
al origen de los murciélagos”, dijo Michael Engel, entomólogo de University of
Kansas, quien tampoco estuvo en la investigación pero descubrió aquel fósil en
2008, citado por The New York Times.
Antes
de estos mamíferos voladores, los chinches se daban festines en otros animales
aunque no se sabe y es difícil conocer cuál fue el primer animal que picaron y
del que se alimentaban.
Pero
hay más resultados. El árbol familiar reveló que dos especies de chinches que
pican humanos, Cimex lectularius y C. hemipterus, divergieron hace 47 millones
de años, mucho antes de la aparición de los Homos. Antes comieron en otros
hospederos.
Este
hallazgo sugiere que no es cierto, como que se creía, que las dos especies se
separaron de un ancestro común hace 1,6 millones de años cuando el Homo sapiens
se separó del Homo erectus y entonces comenzaron a alimentarse de la sangre
humana.
Fuera
de estas dos especies, hay otras dos, entre más de 100 de chinches, que se
alimentan de sangre humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario