Hasta
5.000 o 6.000 estrellas se ven con el ojo desnudo en una noche clara lejos de
la contaminación lumínica. ¿Se ha
preguntado cuándo nacieron?
Un
equipo liderado por investigadores del Instituto de Ciencias del Cosmos de la
Universidad de Barcelona (ICCUB,
UB-IEEC) y el Observatorio Astronómico Besançon encontraron, tras analizar
información del satélite europeo Gaia, que la gran formación de estrellas en la
Vía Láctea, nuestra galaxia, se presentó hace 3000 a 2000 millones de años.
En ese proceso más del 50 % de las estrellas en el disco galáctico nacieron. Un
proceso en el que hubo otro actor inesperado.
¿Cómo
se llegó a esa conclusión? Analizando las distancias, los colores y las
magnitudes de las estrellas que fueron medidas por Gaia con modelos que
predicen su distribución en nuestra galaxia.
El
hallazgo fue publicado en el journal Astronomy & Astrophysics.
En
un informe de prensa de aquella universidad, se explicó que así como una llama
se desvanece cuando no hay gas en el cilindro, el ritmo de la formación estelar
en la Vía Láctea, activado por el gas en ella, debería disminuir lentamente y
de manera continua hasta que se usara todo el ‘combustible’.
Pero
el estudio encontró que aunque ese fue el proceso que se desarrolló en los
primeros 4.000 millones de años de la formación del disco, un severo estallido
de nacimiento estelar invirtió esa tendencia.
¿Por
qué? La fusión o choque con otra galaxia, que es rica en gas, pudo suministrar
nuevo combustible y reactivar el proceso de formación de estrellas, así como
cuando se cambia el cilindro de gas por otro lleno.
Este
mecanismo explicaría la distribución de distancias, edades y masas que se
calculan con base en los datos del Gaia.
“La
escala de tiempo de este estallido de formación estelar junto a la gran cantidad
de masa involucrada en el proceso, miles de millones de veces la masa solar,
sugiere que el disco de nuestra galaxia no tuvo una evolución fija y pausada,
sino que pudo sufrir una perturbación externa que comenzó hace unos 5.000
millones de años”, consideró Roger Mor, investigador del ICCUB.
“Pudimos
encontrar esto al tener por primera vez distancias precisas a más de 3 millones
de estrellas en el ambiente solar”, agregó.
“Gracias
a estos datos pudimos descubrir los mecanismos que controlaron la evolución durante
más de 8000 a 10 000 millones de años en el disco de nuestra galaxia, que no es
más que la banda brillante que vemos en el cielo en una noche oscura sin
polución por la luz”.
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