Todo está ligado: cambio climático, deshielo, hambre y tres especies al menos que sufren las consecuencias.
Los osos polares están comiendo huevos de patos o eider. Un estudio con drones observó esa conducta en la isla Mitivik en la bahía canadiense de Hudson, un pedazo de tierra tan grande como la Gran Estación Central de Nueva York (el nombre de la isla significa lugar de patos en inuit).
Al parecer no son muy exitosos en la búsqueda de nidos con huevos, generando dudas sobre su futuro a medida que el calentamiento global aumente.
El hallazgo fue de Patrick Jagielski y colegas de la Universidad de Windsor, quienes estuvieron en la isla, hábitat de unos 8000 de esos patos. Esta también se ha convertido en los últimos 10 años en lugar favorito de osos polares, que típicamente cazan animales marinos sobre el hielo y que están llegando junto cuando las aves anidan en primavera y comienzo del verano.
"Algunos se detienen en la isla para comer huevos", dijo Robert Rockwell, del American Museum of Natural History. "Son como adolescentes. Siempre tienen hambre".
Con los drones y durante 11 días tomaron 16 horas de imágenes de unos 20 osos. Al comienzo, elegían bien los nidos y los huevos, evitando aquellos dejados con heces por las aves para alejar depredadores, pero luego iban hacia estos, acabando con lo que había puesto la colonia.
Sin embargo en el artículo en Royal Society Open Science, mostraron que los osos pierden mucha energía en la búsqueda de los nidos con huevos, pues no los distinguen bien. En áreas más grandes la situación debe ser peor para ellos en cuanto a la energía gastada.
No se sabe qué pasará con estos osos ni con los patos por los efectos en sus huevos.
Rockwell contó que a 800 kilómetros de allí, en las zonas bajas de Hudson, los osos son más efectivos para encotnrar los huevos, tal vez, especuló, porque llevan más tiempo lidiando con la temprana pérdida de hielo. Una vez vio un oso que se comió 270 huevos en solo 96 horas.
El impacto sobre las colonias de aves no está claro. Hoy los osos polares visitan 30 % de las colonicas de eíderes en Canadá. Si van a otras, podría ser muy malo para estas aves, aunque tal vez terminarían yéndose para otras tierras.
Los osos tienen hambre.
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