De manera natural la Tierra ha tenido sus largos periodos de cambio climático. Y fue uno de ellos el que acabó con el húmedo bosque de La Tatacoa (Huila, Colombia) para convertirlo en un desierto.
La variabilidad climática en la distribución de la precipitación y la humedad de la zona, más la evolución de la Cordillera Oriental que al levantarse ayudó a modificar el régimen de lluvias reduciendo la humedad.
La zona, dice José Luis Sotelo Buitrago, magíster de Ciencias-Geología de la Universidad Nacional, tuvo temperaturas de 16 a 22 ° Celsius y había una gran interacción de las aguas superficiales y profundas durante buena parte del año.
Fue hace unos 17 millones de años cuando se presentó ese cambio climático, que luego fue seguido por un periodo de enfriamiento.
¿Cómo se supo? En su estudio, Sotelo Buitrago, analizó suelos de varios puntos, aplicando técnicas de micromorfología en las que se consideran la estructura del suelo, el color, el moteado, el desarrollo de nódulos de hierro y manganeso entre otros, que sugieren que en el Mioceno la región sufrió una variación en el régimen de humedad del suelo entre los períodos cálido-húmedo y frío-seco.
El desierto de La Tatacoa, considerado así de manera amplia, es un bosque seco tropical, una región semiárida, la segunda más seca de Colombia. Albergó una rica fauna y flora, la más importante de su tipo en Suramérica durante el Mioceno, en la llamada formación de La Venta, incluyendo grandes animales como caimanes gigantes, metaterios, megaterios, monos, armadillos, Purusaurs (enorme cocordrilo) y muchos más.
El Mioceno comenzó hace unos 23 millones de años y terminó hace unos 5 millones.
La misma Universidad Nacional identificó hace unos años seis zonas ricas en fósiles.
Un paisaje que no soportó los fuertes cambios de clima.
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