domingo, 18 de julio de 2021

Mala cosa: la Amazonia libera más carbono del que retiene

Incendio provocado en la selva amazónica en Rondonia, Brasil. Foto Amazonia Real


¡Fuego! Fuego en la Amazonia y por primera vez la región no está absorbiendo tanto carbono como el que emite. Se convirtió en emisor de gas de invernadero por las quemas para abrir terreno para los grandes cultivos de soya y ganadería, en particular en la zona suroriental, en Brasil.

Sus emisiones son hoy de 1000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. No es buena noticia, sabiendo que la inmensa selva amazónica ha absorbido cerca de un cuarto de  todas las emisiones fósiles desde 1960.

La situación, descrita en un artículo científico en Nature, solo deja un camino: reducir el uso de combustibles fósiles ante la pérdida de capacidad de secuestro por la selva.

No solo son los grandes incendios. Incluso sin ellos, las temperaturas más calientes y las sequías significan que ese sector amazónico dejó de ser sumidero de carbono.

¿Cómo se encontró la información? Los científicos usaron aviones pequeños para medir los niveles de CO2 a unos 45000 metros sobre la selva, durante la década pasada. Los datos previos que sugerían la nueva realidad se basaban en datos satelitales, que en muchas ocasiones son afectados por la nubosidad.

De lo que más preocupa es que esté emitiendo carbono aún sin incendios, probablemente como resultado de la deforestación cada año y de los incendios que hacen más susceptible la selva adyacente en el año siguiente.

 Luciana Gatti, del Instituto Nacional para la Investigación Espacial en Brasil y quien dirigió la investigación expresó que "la primera mala noticia es que la quema de la selva produce alrededor de tres veces más CO2 del que absorbe. La segunda mala noticia es que los sitios donde la deforestación es del 30 % o más muestran emisiones de carbono 10 veces más elevadas que cuando la deforestación es menor de 20 %".

Durante el estudio se tomaron 600 perfiles verticales de CO2 y de monóxido de carbono, que es producido por los incendios, en cuatro lugares de la selva de 2010 a 2018. Se encontró que los fuegos produjeron alrededor de 1500 toneladas de CO2/año, mientras que el crecimiento de los árboles removía 500 000 toneladas. Y atérrense: los 1000 millones de toneladas de CO2 que quedan en la atmósfera equivalen a las emisiones de Japón, que es el quinto mayor contaminador del planeta.

Una realidad acelerada por decisiones del gobierno brasileño de Jair Bolsonaro que ha auspiciado la deforestación amazónica.

Un temor de vieja data es que donde la deforestación y el cambio climático generan una liberación de carbono de la selva restante esto refuerza un calentamiento adicional y más pérdida de carbono. Y eso también está sucediendo, confirmó el estudio.

Ya un estudio en abril había mostrado que la selva amazónica liberó 20 % más carbono en la década pasada del que absorbió y un estudio publicado el año pasado en el que se rastrearon 300 000 árboles por 30 años mostró que la selva tropical estaba reteniendo menos carbono que antes.

Es decir, abundan las evidencias y eso nos deja peor parados de frente al futuro. Y si la situación es similar en otros países de la cuenca donde la deforestación crece rampante, la amenaza sería mayor aunque no hay estudios en esas regiones.

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