Sí, ahora a buscar vida en Marte. Si la hubo o si... la hay. Suena raro. Desde finales del siglo XIX se buscaba allí desde la superficie terrestre con los limitados telescopios de entonces, siendo ese el objetivo de las últimas dos o tres décadas del siglo XX y primeras de este. bien con sofisticados telescopios desde las alturas terrestres o con las naves que han estado y aún están orbitando el planeta rojo.
Y aunque un puñado de robots han recorrido y aún andan por pequeñas áreas marcianas, su objetivo no ha sido hallar señales de vida pasadas o presentes. Pero ahora es distinto.
El robot Perseverance ensayó sus instrumentos y están a punto. Su objetivo, entre varios, es buscar esas esquivas señales. Si existieron o existen, al menos en el sitio que explora, elegido con meticulosidad por los científicos por las características del terreno.
Su brazo mecánico de dos metros está examinando sus sensibles detectores y comenzó a capturar sus primeras lecturas. Junto al análisis de rocas mediante rayos X y luz ultravioleta, este científico de seis ruedas hará grandes acercamientos a pequeñísimos segmentos de superficies en las rocas que puedan mostrar esas evidencias de vida antigua.
El PIXL (Planetary Instrument for X-ray Lithochemistry) entregó resultados valiosos durante las pruebas. Está situado en la punta del brazo mecánico.
Perseverance está en el cráter Jezero que albergó un lago hace miles de millones de años. "Si hubo vida en Jezero, la evidencia podría estar allí", explicó Abigail Allwood, integrante del equipo científico del brazo mecánico.
El robot tiene capacidades autónomas, como andar por sí mismo sobre la superficie, pero cientos de científicos en la Tierra están pendientes analizando resultados y planeando otras investigaciones. Son casi 500 en el equipo.
Y no son solo los detectores en el brazo, hay otros instrumentos que ayudarán en la dispendiosa tarea de comprobar si en Jezero hubo o no vida.
La búsqueda comenzó.
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