Un estudio de Brandeis University publicado en Cell esta semana demuestra por primera vez experimentalmente que las células circadianas en las moscas de las frutas actúan como una red que les permite a los insectos adaptar su comportamiento según los cambios estacionales.
Este descubrimiento conduce a entender cómo los mamíferos, y presumiblemente los humanos, ajustan su fisiología y su comportamiento a los cambios ambientales, tales como los días más cortos del invierno y los más largos del verano.
Por años, los genetistas del comportamiento han sabido que unas células específicas en el cerebro de la mosca de las frutas Drosophila regulan la conducta rítmica diaria según la maquinaria endógena de un reloj de 24 horas. Pero hasta ahora, los científicos habían ofrecido solo modelos matemáticos para explicar cómo esas moscas y otros animales, incluyendo los humanos, se adaptan a los cambios de las estaciones como la duración fluctuante del día y la temperatura.
“En este estudio mostramos cómo el reloj molecular intrínseco de 24 horas puede producir una respuesta variable, de modo que se ajusta a cualquier condición de las estaciones”, dijo el autor líder del estudio, Dan Stoleru. “Es especialmente excitante porque nos proporciona un entendimiento de cómo los animales extraen información vital del ambiente para dar curso a conductas innatas como la reproductiva, la migración o la hibernación”.
Our internal clock
A study of Brandeis University published in Cell this week demonstrates for the first time experimentally that the circadian cells in the flies of the fruits act like a network that enables the insects to adapt its behavior according to the seasonal changes.
This discovery leads to understand how mammals, and presumably the humans, adjust its physiology and its behavior to the environmental changes, such as the shortest days in the winter and the longest in the summer.
For years, behavioral geneticists have known that some specific cells in the brain of the fly of the fruits Drosophila regulates the daily rhythmic behavior according to the endogenous machinery of a clock of 24 hours. But up to now, the scientists had offered single mathematical models to explain how those flies and other animals, including humans, adapt to the changes of the seasons like the fluctuating duration of the day and the temperature.
"In this study we show how the intrinsic molecular clock of 24 hours can produce a variable answer, so it is adjusted to any condition of the seasonal time", said the author leader of the study, Dan Stoleru. "It is specially exciting because it provides us an understanding of how animals extract vital information of the environment to give course to innate behaviors as the reproductive one, migration or hibernation."
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