A la izquierda, el diseño en comptuador, a la derecha un xenobot, nueva forma de vida. Foto Sam Kriegman
Es una rana, pero no es una rana. Es un robot, pero
tampoco lo es. Se mueve, transporta cargas y está vivo. Sí, no se trata de
pedazos de metal y alambres.
¿Qué cosa tan extraña es? Científcos de University of
Vermont (UVM) y Tufts University en Massachusetts dijeron que habían ensamblado
células vivas en una nueva forma de vida. Son unos robots vivos, xenobots los
llamaron debido a la especie de rana de las cuales tomaron las células. Son
como unos pequeños globos de tamaño submilimétrico que contienen entre 500 y
1000 células.
Además se reparan a sí mismos cuando se cortan, se mueven
en un disco Petri, se auto organizan y llevan pequeñas cargas.
Algún día, tal vez, servirán para transportar medicinas a
un sitio específico del cuerpo, retirar placa de las arterias, buscar
contaminación radiactiva o… recoger el plástico que contamina los océanos.
Claro, por ser una nueva forma de vida, puede tener
implicaciones éticas, pero por ahora es una prueba más de lo que se trabaja en
laboratorios para modificar los organismos vivos.
Joshua Bongard, científico de cómputo y experto en robótica
de Vermont, quien codirigió este avance, explicó que “son máquinas novedosas.
No son un robot tradicional ni una especie animal conocida. Es una nueva clase
de artefacto: un organismo vivo programable”.
Y agregó: “usted mira las células que construimos nuestros
xenobots y genómicamente son ranas. Es 100 % ADN de rana, pero no son ranas.
Entonces usted se pregunta, bien, ¿qué más son capaces de construir estas células?”
Los resultados del sorprendente logro fueron publicados
en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
En el artículo, los científicos escribieron:
“La mayoría de las tecnologías están hechas de acero,
concreto, químicos y plásticos que se degradan con el tiempo y pueden producir
efectos laterales ecológicos y en la salud. Sería entonces útil desarrollar
tecnologías empleando materiales que se autorrenuevan y que son biocompatibles,
de los cuales los candidatos ideales son sistemas vivos en sí. Acá presentamos
un método que diseña máquinas completamente biológicas desde cero: las computadores
diseñan automáticamente nuevas máquinas en simulaciones y los mejores diseños
son construidos combinando distintos tejidos biológicos. Esto sugiere que otros
pueden emplear este método para diseñar
una variedad de máquinas vivas para suministrar con seguridad medicinas en el
cuerpo humano, ayudar con remedios ambientales o ampliar nuestro entendimiento
de las diversas formas y funciones que la vida puede adoptar”.
Estos organismos reconfigurables son capaces de moverse
en forma coherente y explorar ambientes húmedos durante días o semanas, accionados
por energía embriónica almacenada. Si se voltean no funcionan, como cuando los
escarabajos caen sobre su espalda.
Las células de los xenobots fueron cultivadas a partir de
embriones de ranas africanas de la especie Xenopus laevis.
En las últimas pruebas, grupos de xenobots se movieron en
círculo, empujaron material a un punto central, espontánea y colectivamente.
Algunos fueron desarrollados con un agujero en el centro, que podría ser usado
para transportar uh objeto.
Estamos frente a otra forma de vida: los robots biológicos: ni robots ni una especie nueva de animal. ¿Qué vendrá después?
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