El daño que se hace al talar la selva virgen es mayor a lo que se creía. Foto Wikipedia
Detrás de la selva que se quema en Brasil y en toda la
Amazonia, de los árboles que se talan en los bosques colombianos y en cualquier
lugar, hay un problema que no se conocía.
Hasta ahora se hablaba de regenerar, dejar que volvieran
a crecer los árboles y la selva y almacenaran de nuevo el CO2 liberado en su
destrucción.
Pero un estudio publicado en Ecology genera mayor
preocupación: encontró que luego de 60 años de volver a crecer, la selva
secundaria estudiada por los investigadores almacenaba solo 40 % del carbono
que guardan los bosques vírgenes y contenían apenas la mitad de la
biodiversidad que alguna vez tuvieron.
La investigación, de científicos de la Universidad
Federal de Pará, la Corporación Brasileña para la Investigación Agrícola y
Lancaster University en el Reino Unido, también demostró que la selva
secundaria absorbe menos dióxido de carbono en las sequías que la que no ha
sido tocada.
Los científicos dijeron que podría tomar más de un siglo
para que la selva amazónica talada secuestre tanto CO2 como la que no ha sido
afectada y que la capacidad de estos bosques talados para almacenar carbono ha
sido sobrestimada. “Debemos ser cautos acerca de la capacidad de la selva
secundaria para mitigar el cambio climático, dijo Fernado Elias, uno de los
investigadores.
Estas conclusiones refuerzan la opinión general entre
expertos forestales y científicos del clima: el rol clave que tienen las selvas
intactas para reducir el calentamiento global.
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