El aceite extraído de la soya parece provocar cambios en el cerebro. Foto pxfuel
Que no haya pánico, pero… el aceite de soya, ampliamente
consumido en cocina no solo puede llevar a la obesidad y la diabetes como se
demostrara en un estudio, sino que… puede afectar condiciones neurológicas como
el autismo, la enfermedad de Alzheimer, la ansiedad y la depresión.
Eso sugiere la investigación de científicos de la University
of California en Riverside.
Este aceite es muy usado en alimentos empacados, papas
fritas y hasta para alimentar el ganado.
Los investigadores aclararon que el estudio, publicado en
el journal Endocrinology, se hizo con ratones. Se compararon ratones
alimentados con tres dietas diferentes altas en grasa: aceite de soya, aceite
de soya modificado con bajo contenido de ácido linoleico y aceite de coco.
El grupo ya había demostrado en 2015 que este tipo de
aceite induce la obesidad, la diabetes, la resistencia a la insulina y el hígado
graso en ratones.
En este estudio no se halló diferencias entre los dos
tipos de aceite de soya en cuanto a los efectos en el cerebro, siendo más
pronunciados en el hipotálamo, donde ocurre un buen número de procesos
críticos.
“El hipotálamo regula el peso corporal vía el
metabolismo, mantiene la temperatura corporal, es crítico para la reproducción
y el crecimiento físico así como en la respuesta al estrés”, dijo Margarita
Curras-Collazo, profesora y líder del estudio.
Se encontró un número de genes que no funcionaban bien en
ratones alimentados con el aceite de soya. Uno de ellos vinculado con la producción
de la hormona del amor, la oxitocina.
También se encontraron cerca de otros 100 genes afectados
en la dieta con ese producto vegetal.
No se trata de desechar productos que contengan algo de
este aceite, pues por lo general tienen otros ingredientes benéficos como
proteínas yácidos grasos esenciales.
Aunque muchos estudios se hacen primero en ratones por
cierto parecido genético con humanos, no significa que todo tenga que ser igual
en unos y otros.
Habría que estudiar en personas si se reproducen los
resultados. Por ahora el grupo tratará de identificar cuáles químicos del
aceite de soya son responsables de los cambios cerebrales.
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