jueves, 11 de mayo de 2023

El ejercicio ataca el cáncer

Algún mecanismo hace que el ejercicio aleje y combata el cáncer. Foto pxhere


Se sabe que el ejercicio mantiene alejados al menos ocho tipos de cáncer en la gran mayoría de quienes lo practican, pero es incluso bueno para personas con cáncer. Dos nuevos estudios así lo sugiere. Y no es que haya que matarse ejercitándose.

Se sabe que reduce los efectos de los tratamientos y mejor la calidad de vida y el pronóstico en quienes padecen esa enfermedad, aunque no se ha entendido bien porqué esos beneficios. 

Las investigaciones, del Turku PET Centre of University of Turku en Finlandia, se hicieron con 28 pacientes que hacía poco habían sido diagnosticados con cáncer de seno y linfoma. Los de este tenían entre 20 y 69 años, los del primero entre37 y 73. La intención era ver si sesiones cortas de ejercicios afectaban la movilización de células inmunitarias en esos pacientes.

 Durante el estudio, los pacientes hacían 10 minutos de ejercicio en bicicleta. Se tomaban muestras de sangre antes de la práctica y dos veces después. "La resistencia del pedaleo se determinaba individualmente  para cada paciente así que correspondía a una actividad física suave o moderada. Lo más importante era que pudieran pedalear esos 10 minutos seguidos sin sentirse exhaustos, pero que sí aumentara la frecuencia cardiaca", dijo Tiiia Koivula, asistente del estudio.

Luego los científicos analizaban los distintos tipos de células inmunitarias después del ejercicio y comparaban con las de antes de este.

En los pacientes con linfoma, aumentaban en la sangre las células T y las células que son destructoras naturales. En los de cáncer de seno también aumentaban las células blancas sanguíneas y un número de monocitos y células B además de las citotóxicas T y las destructoras naturales.

"Resulta especialmente interesante que vimos un aumento en las células inmunitarias citotóxicas en ambos grupos. Esas células son capaces de destruir las células cancerosas", dijo.

Los investigadores encontraron también un vínculo entre la intensidad del ejercicio y el cambio en el número de células inmunitarias en ambos tipos de pacientes. A mayor frecuencia cardiaca y presión sanguínea aumentadas, más células inmunitarias llegaban al torrente sanguíneo.

Pero también el ejercicio leve y el moderado aumentaron la presencia de tales células.

Los hallazgos fueron presentados por aquella universidad.

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