Los hay trabajólicos, pero también muchos que trabajan con frecuencia, si no es a diario, una, dos o más horas extras a su jornada habitual. O esta es muy extensa, lo que también sucede. Creen que el cuerpo no pasará factura algún día.
Cualquiera, a cualquier edad, puede tener un derrame cerebral y quedar limitado o fallecer, pero hay ciertos factores que incrementan el riesgo, como el colesterol alto, la presión arterial elevada, la diabetes y la obesidad. Hay otro muy importante en estos días: trabajar de más.
Bueno, un nuevo estudio publicado en Stroke, medio científico de la American Heart Association, reveló que los participantes que trabajaban muchas horas tenían 29 % mayor probabilidad de derrame y a quienes trabajaban 10 o más horas el riesgo aumentaba a 45 %.
Y no se crea que es por la edad. El riesgo es particularmente elevado para personas menores de 50 años.
"El estrés puede hacer que el corazón trabaje más duro y aumente la presión sanguínea", explicó Martin Gizzi, del Hackensack University Medical Center, agregando que esto puede aumentar el riesgo de coágulos que se desplacen al cerebro y provoquen un derrame. "Si esto sucede, es importante reconocer las señales porque en caso de derrame el tiempo es esencial".
Esas señales pueden variar, desde entumecimiento o debilidad repentina en la cara, brazos o piernas, confusión súbita o problemas hablando, problemas viendo y una repentina pérdida de coordinación y en ese caso se debe buscar ayuda médica urgente.
"Con cada minuto que pase más células pueden dañarse. Hoy existen más tratamientos, que pueden hacer una gran diferencia y en algunos casos reversar los síntomas. Por esto el tiempo es fundamental para reducir o evitar daños permanentes o la amenaza de muerte.
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