Está claro que los humanos descendemos de homínidos como el Australopithecus, pero ¿cuál fue el origen más antiguo? ¿Cuál ese animal del cual se desprendieron todos los demás que han poblado la Tierra en distintos momentos?
Científicos parecen tener la respuesta y así fue publicado en un artículo en Nature. Descendemos de los ctenóforos o tenóforos, el portado de peine, como se le conoce también: un animal marino que a veces confunden con las medusas pero son distintos.
Hasta ahora entre científicos que estudian el origen de la vida animal existían dos posibilidades. Unos afirmaban que descendemos de las esponjas, otros de los ctenóforos (su nombre proviene del griego para portador de peine).
En el nuevo estudio los investigadores usaron una novedosa técnica basada en la estructura de los cromosomas para obtener una respuesta que parece definitiva. Primero fueron ellos, después aparecieron las esponjas y de ahí se desprendieron de a poco todos los demás animales, incluidos el linaje que derivó en los humanos.
Ambos animales, ctenóforos y esponjas, han continuado evolucionando, aunque se cree que aún comparten características con aquellos primeros individuos. Fueron animales que surgieron hace más de 500 millones de años. "El más reciente común ancestro de todos los animales probablemente vivió hace 600 a 700 millones de años. Es difícil saber cómo eran porque tienen cuerpo blando y no dejan un registro fósil directo, pero podemos usar comparaciones entre animales vivos para aprender sobre nuestros ancestros comunes", expresó Daniel Rokhsar, de University of California en Berkeley, profesor de biología molecular y celular, y uno de los autores del estudio junto a Darrin Schultz y Oleg Simakov de la University of Vienna.
"Es emocionante, estamos mirando muy atrás en el tiempo donde no tenemos esperanza de obtener fósiles, pero comparando genomas estamos aprendiendo cosas sobre esos ancestros tempranos", agregó.
La mayoría de los animales más familiares, incluyendo gusanos, moscas, moluscos, estrellas de mar y vertebrados, incluyendo los humanos, tienen una cabeza con un cerebro centralizado, un intestino de la boca al ano, músculos y otros rasgos que evolucionaron en la gran explosión del Cámbrico hace unos 500 millones de años.
Pero otros animales, como las medusas, las anémonas de mar, los ctenóforos y las esponjas, tienen unos planes de cuerpo simples. Carecen de ciertos rasgos, por ejemplo un cerebro definido y pueden no tener sistema nervioso ni músculos, pero comparten otras señales de de la vida animal como el desarrollo de cuerpos multicelulares a partir de un huevo fertilizado.
Las relaciones evolutivas entre estas criaturas tan diversas, específicamente el orden en el que los linajes se separaron del tronco principal del árbol de la vida animal, ha sido controversial.
Mediante secuenciación de ADN no se logró resolver el enigma, si fueron primero las esponjas o los ctenóforos. Varios estudios de este tipo definieron que las esponjas fueron los primeros animales, pero no hubo concordancia en todos.
En el nuevo estudio los científicos miraron los cromosomas y cómo están organizados los genes en ellos. Al analizar a las esponjas y animales por fuera del reino animal como una ameba y un coanoflagelados (eucariotas unicelulares) encontraron que los ctenóforos tenían una disposición similar a la de estos, mientras las esponjas tenían una organización como la de otros animales.
Esto sugiere que los ctenóforos aparecieron primero. Sí, son nuestro ancestro más antiguo.
Estos se caracterizan por unas células especializadas, coloblastos, que son exclusivas y producen una sustancia pegajosa con la cual atrapan sus presas. Se han descrito 166 especies, según los datos enciclopédicos.
Tienen ocho hileras de cilios, llamados paletas natatorias o peines, que se mueven sincrónicamente al nadar. Su cuerpo es de aspecto gelatinoso. Casi todos son hermafroditas
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