Es una vieja pregunta que ha tenido muchas respuestas a lo largo de los años, no todas convincentes. ¿Por qué los insectos son atraídos por las luces nocturnas y vuelan alrededor de ellas? Un grupo de científicos parece haber hallado una respuesta, publicada en un artículo en Nature Communications.
Entre las viejas explicaciones que no convencían figuran que eran atraídos por el calor de una llama y si bien hay insectos pirofílicos atraídos a áreas quemadas hace poco, no son la mayoría.
Otra afirmaba que que se movían hacia la luz para escapar de la oscuridad, pero si fuera así volarían directo a la fuente y no lo hacen.
También se explicó que confundían la luz con la Luna, con la que se orientan muchos pero los modelos dicen que volarían en espiral y chocarían, que no es lo que sucede.
Ahora científicos en un laboratorio en el Imperial College London y en dos sitios en Costa Rica, CIEE y la Estación Biológica encontraron que los patrones de vuelo no corresponden con ningún modelo existente.
Antes, una amplia franja de insectos apuntaba constantemente con sus espaldas hacia las luces, un comportamiento conocido llamado respuesta a la luz dorsal. En la naturaleza, suponiendo que desciende más luz del cielo que del suelo, esta respuesta ayuda a mantener a los insectos en la orientación adecuada para volar.
Al apuntar de espaldas hacia las luces artificiales cercanas se alteran sus trayectorias de vuelo. Entonces, así como los aviones se inclinan para girar, a veces rodando hasta que el suelo parece casi recto desde la ventana, los insectos también giran. Cuando sus espaldas se orientan hacia una luz cercana, el banco resultante los rodea alrededor de la luz, dando vueltas pero rara vez chocando.
"Estas trayectorias orbitales fueron sólo uno de los comportamientos que observamos. Cuando los insectos volaban directamente bajo una luz, a menudo se arqueaban hacia arriba cuando pasaba detrás de ellos, manteniendo la espalda contra la bombilla hasta que, finalmente, volando hacia arriba, se detenían y caían del aire. Y lo que es aún más convincente, cuando volaban directamente sobre una luz, los insectos tendían a voltearse, volviendo nuevamente la espalda a la luz pero luego chocando abruptamente".
Pero surge otra pregunta: ¿por qué dependen de una respuesta que los deja tan vulnerables? Puede ser por su tamaño. Animales más grandes sienten directamente la gravedad por la aceleración, pero los insectos solo tienen pequeñas estructuras sensoriales y la aceleración les ofrece pocas pistas. Antes de la luz artificial, la maor fuente de luz provenía del cielo, una fuente confiable de orientación fija. Volar en círculos es solo una situación reciente, desde la invención de la luz artificial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario