Algo muy potente cambió el clima de la Tierra, reversó el calentamiento en que se adentraba y generó un periodo casi glacial, llamado el Dryas Reciente. Fue hace unos 12 800 años.
Pues científicos siguen allegando pruebas para corroborar la hipótesis de que se trató del fragmento de un cometa que golpeó el planeta y generó cambios tan abruptos.
En un nuevo estudio publicado en Airbursts and Cratering, James Kennett, de la University of California en Santa Barbara y colegas, presentaron lo que pueden ser evidencias de ese evento que golpeó sobre buena parte de lo que hoy es Estados Unidos y la región norte de la Tierra.
Se trata de materiales que muestran la fuerza y temperatura que produjo el evento, como platino, micro esférulas, vidrio derretido y cuarzo fracturado.
"Lo que hemos encontrado es que la presión y las temperaturas no son características de impactos que forman cráteres pero son consistentes con lo que se denominan explosiones aéreas, que no dejan cráteres", dijo Kennett.
Algunos eventos dejan su huella en la superficie, como el evento Chicxulub, el asteroide que acabó con los dinosaurios en poco tiempo y con parte de la fauna y la flora terrestres hace 65 millones de años. Otros no: un 30 de junio de 1908 se produjo en evento Tunguska, en Siberia, en el cual un fragmento de asteroide o de cometa de al menos 40 metros explotó sobre la región poco poblada a unos 10 kilómetros de altura, reduciendo a cenizas 2150 kilómetros cuadrados de bosques.
El cometa que se cree responsable del Dryas Reciente pudo ser de unos 100 kilómetros, fragmentado en cantidad de piezas, pues la capa de sedimento asociada con la explosión se encuentra en buena parte del Hemisferio Norte, e incluso en sitios al sur del ecuador.
Unas capas que contienen materiales raros asociados con impactos cósmicos, como iridio y platino, y materiales formados a presiones muy elevadas, como micro esférulas magnéticas y nanodiamantes.
Los investigadores se interesaron mucho en cuarzos golpeados, que muestran unas líneas que revelan un estrés suficiente para deformar la estructura del cuarzo, un material muy duro. Ese se halla en cráteres de impacto, pero es más difícil documentar en estallidos aéreos.
Los cuarzos hallados revelan un patrón diferente de líneas, unas deformaciones consistentes con choques sobre la superficie, a diferencia de los impactos de cráter.
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