domingo, 19 de abril de 2020

Este gas también amarga la vida en la Tierra

Plataformas de gas offshore, bahía de Merecambe, Inglaterra. Foto Geograph

Mientras el mundo vive pendiente de la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2, la vida sigue: la concentración de metano en la atmósfera es la más alta desde que se hacen mediciones.
Eso según un análisis preliminar de la oficina del clima y la atmósfera de Estados Unidos, NOAA.
El metano es un gas de invernadero 80 veces más potente que el mismo dióxido de carbono CO2, aunque dura menos tiempo en la atmósfera: 10 años frente a más de 100.
Si sigue aumentando, peligran más las metas del Acuerdo de París de evitar que la temperatura del planeta suba más de 1,5 a 2° C frente a la era preindustrial.
Y no solo no se están reduciendo esas emisiones, sino que tampoco se han nivelado.
Para analizar este gas, los científicos reúnen muestras de docenas de sitios alrededor del mundo y los analizan en el Global Monitoring Laboratory en Boulder, Colorado.
En 2019 la concentración alcanzó casi 1875 partes por billón, la más elevada desde 1983, cuando comenzó a medirse el nivel.
Las principales fuentes del metano son naturales, como los humedales, y las generadas por los humanos. En los primeros, los microbios excretan metano, sobre lo que poco se puede hacer.
En las segundas, las granjas ganaderas y la extracción de gas natural.
El ganado vacuno es fuente grande de ese gas.
¿La opción? Reducir el consumo de carne de estos animales sería de ayuda, pero la mejor manera de frenar estas emisiones sería limitar su liberación de los pozos donde se extraen petróleo y gas y se podría hacer de dos maneras: quemando el gas que sale, convirtiéndolo en CO2, o sellando los pozos.
 Algunas grandes empresas están instalando equipo recolector para evitar que el metano salga y vender luego ese gas, en parte para limpiar su imagen. Pero las firmas más pequeñas no lo hacen por costos.
La concentración de metano estuvo nivelada desde 1990 a 2006, cuando comenzó a subir por la mayor perforación de pozos. El aumento del año pasado fue más notorio y preocupa de caras a reducir las emisiones de gases de invernadero que producen el calentamiento del planeta y en consecuencia aparece el cambio climático.
Otro asunto pendiente.

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