Así debió ser el paisaje en la Antártida. Foto Alfred Wegener Institut/Wikipedia Commons.
Hoy la Antártida se deshiela a pasos acelerados, claro no
será asunto de un año o un siglo que pierda toda su masa glaciar.
Hace 90 millones de años la Antártida Occidental tenía una
selva húmeda templada y no es invento. Científicos publicaron en Nature un
sorprendente hallazgo: fósiles de raíces, polen y esporas que indican que allí
había un bosque.
Era un mundo, una Tierra muy diferente a la actual. En el
Cretáceo medio, entre hace 145 y 65 millones de años los dinosaurios rugían en
la superficie y el nivel de los mares era uno 170 metros más alto que hoy. La
temperatura superficial de los mares tropicales era de 35° Celsius.
El bosque era muy similar al que existe hoy en Nueva
Zelanda.
La revelación la hicieron científicos del Reino Unido y
Alemania, entre ellos del Departamento de Geografía y Ciencias Ambientales en
Northumbria University.
Los fósiles fueron descubiertos bajo el hielo en un
núcleo de sedimentos que el grupo recolectó del lecho marino cerca al glaciar
de la Isla de Pino en 2017.
Pronto comprendieron que había algo inusual. Esa capa tan
antigua era de un color diferente, explicó Johann Klages, geólogo del Alfred
Wegener Institute Helmholtz Centre for Polar and Marine Research en
Bremerhaven, Alemania.
Al analizar la muestra con escáner computarizado, se
detectaron raíces densas a través de toda la capa y se vio el polen, las
esporas y residuos de flores.
Tras estudiar el polen y las esporas, Ulrich Salzmann, coautor
y paleoecólogo de Northumbria, reconstruyó la vegetación y el clima que regían
allí hace 90 millones de años. “Los numerosos restos de plantas indican que la
costa de la Antártida Occidental era una selva templada y densa similar a las
de Nueva Zelanda hoy”.
El núcleo de sedimentos reveló que en esa época la
temperatura allí era de 12° Celsius, como la de Seattle (Estados Unidos), llegando
a 19 en verano. En los ríos y pantanos el agua debía alcanzar 20 grados.
Y llovía más o menos como en Gales (Reino Unido) hoy,
según los autores.
Es además sorprendente por otro detalle: la Antártida
tiene cuatro meses de noche polar, indicando que durante un tercio de cada año
no había luz solar que aportara a la vida. Pero la Tierra era entonces más
caliente, pues la concentración de CO2 en la atmósfera era elevada (1120 a 1680
partes por millón), más alta de lo que se estimaba hasta ahora (1000).
Con el calentamiento global en marcha, no sobra
preguntarse: ¿volverá a florecer la Antártida?
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