La deforestación, el estrés hídrico y los fuegos están pasando factura a la selva amazónica de Colombia. El menos en el Guaviare así lo confirman los datos científicos.
El Instituto de Investigaciones Científicas identificó que la selva del Guaviare está liberando más carbono del que captura, una evidente pérdida de servicio ecosistémico que puede empeorar el calentamiento global.
El hallazgo concuerda con estudios internacionales sobre lo que sucede en la cuenca amazónica. En 2020 una investigación publicada en Nature había mostrado ese preocupante fenómeno, pues el Amazonas contiene carbono equivalente a 15-20 años de emisiones antropogénicas de CO2.
El estudio del Sinchi reveló los datos de la torre en El Retorno,, Guaviare, que mide en tiempo real los flujos de CO2, vapor de agua y energía entre el bosque y la atmósfera; registra los pequeños remolinos de aire sobre el bosque y permite saber si el ecosistema actúa como sumidero de carbono o como fuente (liberación).
El informe dice que en la temporada de lluvias de julio a septiembre de 2024 y 2025, el ecosistema mostró un incremento sostenido en la liberación de CO2. En 2024 se registraron 371 gramos de carbono por metro cuadrado por hora en julio, 439 en agosto y 318 en septiembre, mientras que este año las cifras aumentaron a 550, 630 y 576 gramos para esos meses respectivamente.
El grave problema es que el bosque puede dejar de funcionar como sistema de captura, una advertencia sobre su deterioro funcional. Si se mantiene la tendencia, se perdería una parte importante de su capacidad para regular el clima y almacenar carbono.
El investigador del Sinchi, Camilo Alvarado, expresó que "Este monitoreo nos permite ver cómo respira el bosque, cómo el flujo de CO2 -gas asociado a la quema de combustibles fósiles- pasa a la atmósfera o se retiene en los árboles. También nos muestra algo fundamental: el papel del bosque en el ciclo del agua. Sin estos bosques amazónicos no tendríamos agua en los Andes".
El comportamiento,, según analistas del Instituto, podría estar relacionado con factores como el estrés hídrico, la degradación o la exposición al fuego, que reducen la capacidad de los ecosistemas para absorber carbono.
El sistema mostro que la evapotranspiración disminuyo de manera notable de 2024 a 2025, algo que se explica por condiciones más húmedas del ambiente este año. Cuando el aire tiene mayor contenido de vapor y menor déficit de presión, las plantas transpiran menos y el suelo evapora menos agua.

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