jueves, 29 de diciembre de 2022

Un examen de sangre más confiable para detectar alzheimer

El alzheimer es una enfermedad que conduce a la muerte y es una carga dolorosa para las familias. Foto PxHere


Al fin se acerca, según lo que dijeron investigadores, una prueba fácil para detectar el alzheimer. Se trata de un examen de sangre que mide la presencia de un marcador que muestra la enfermedad, según el artículo científico publicado en el journal Brain.

Se trata del marcador derivado tau del cerebro (BD-Tau), que parece mejor que otros tests de sangre para determinar el alzheimer.

"Hoy, diagnosticar la enfermedad de Alzheimer requiere neuroimágenes", explicó Thomas Karikari, PHD, profesor de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de Pittsburgh University, una de las que contribuyó a la investigación. "Esos tests son costosos y toma tiempo programarlos, y muchos pacientes, incluso en Estados Unidos, no tienen acceso a escáneres MRI y PET. La accesibilidad es un gran tema".

En la actualidad, los médicos, para diagnosticar la enfermedad, usan guías de 2011, que requiere la detección de tres componentes (presencia de placas amiloides, los ovillos de la proteína tau y la neurodegeneración del cerebro) bien sea con neuroimágenes o con el fluido cerebroespinal. Son procedimientos con limitaciones económicas y prácticas.

Los exámenes de sangre actuales detectan dos de aquellas condiciones, pero fallan en la detección de los marcadores de la neurodegeneración cerebral.

El nuevo examen logra esa detección y fue probado en 600 pacientes de cinco cohortes, incluyendo pacientes cuyo alzheimer fue confirmado luego de su muerte, así como pacientes con deficiencias en su memoria.

Las pruebas mostraron que el examen de sangre detecta bien el alzheimer y lo distingue de otras enfermedades neurodegenerativas.

Ahora la prueba será sometida a una validación clínica mucho más amplia.

De acuerdo con la Asociación para el Alzheimer, los 10 signos de alarma del alzheimer son:

Pérdida de memoria que afecta a la capacidad laboral.
Dificultad para llevar a cabo tareas familiares.
Problemas con el lenguaje.
Desorientación en tiempo y lugar.
Juicio pobre o disminuido.
Problemas con el pensamiento abstracto.
Cosas colocadas en lugares erróneos.
Cambios en el humor o en el comportamiento.
Cambios en la personalidad.
Pérdida de iniciativa.


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