Un cometa contó el cuento. Desde hace mucho tiempo científicos se preguntan cómo llegó el agua a la Tierra y ahora hay un hallazgo que ayuda, cuando menos, a aportar parte de la respuesta.
La historia es esta:
En la nube de gas y polvo de la que se formó nuestro planeta es muy posible que haya habido agua y debió quedar cuando la Tierra se estableció. En ese entonces el Sol era muchísimo más caliente y buena parte debió evaporarse.
Los científicos también han demostrado que parte del agua surgió a través del vapor emanado por los volcanes. En esa época la actividad volcánica era intensa. Un vapor de agua que se condensó y cayó a los océanos.
Pero tora parte pudo llegar con la colisión de asteroides, que también en esos primeros cientos de millones de años fue frecuente. Ahora se tienen evidencias sobre ello. Pudieron contribuir los cometas igualmente, mas ha sido objeto de controversia.
Ahora, los investigadores determinaron que el agua en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko tiene una composición molecular similar al agua de los océanos terrestres. Este hallazgo sugiere que los cometas de la familia de Júpiter pueden haber contribuido con el agua que nos dio y da la vida. El 67P es de esa familia.
La característica similar entre el agua del cometa y los océanos es la relación en cualquier objeto de la del deuterio con el hidrógeno, relación que entrega pistas sobre dónde se formó el objeto. El deuterio, forma rara del hidrógeno, no es común. Cuando se compara con el agua de la tierra, esa relación de hidrógeno en cometas y asteroides puede revelar una conexión.
El 67P fue visitado por la sonda Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA) en 2014 y se halló una concentración más elevada de deuterio que no correspondía con el agua en nuestros océanos. Pero sucedió que ahora los científicos determinaron que el polvo en el cometa afecta la interpretación de los resultados de Rosetta y así el caso queda reabierto.
La reinterpretación de los datos fue hecha por científicos de la Nasa.
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