Sorprendente, lo que le sucedió a la nave Ulises, de la Agencia Espacial Europea, según un informe de la Nasa, que cita la siguiente analogía:
“Imagínese cruzando a pie la Antártida, atravesando el hielo, con viento frío, glacial, y soportando dificultades durante meses para, por fin, llegar a las puertas del mismísimo Polo Sur.
Pero precisamente en ese momento lo azota una tormenta de arena del Sahara…
Fue en diciembre pasado, cuando Ulises se acercaba al polo sur del Sol, cuando en ese momento fue bombardeada por una nube de partículas de alta energía: iones pesados, protones y electrones, según Arik Posner, científico del Programa Ulises, en las oficinas de la Nasa.
La inusual historia relata el informe de la Nasa, comenzó el 5 de diciembre de 2006. Los astrónomos estaban nerviosos por la súbita aparición de una gigantesca y, al parecer furiosa mancha solar sobre la región oriental del Sol, la número 930.
El 5 de diciembre de 2006 explotó y produjo una de las llamaradas solares más fuertes de los últimos 25 años. En la “escala Richter” de llamaradas solares, X1 se considera intenso; la llamarada solar del 5 de diciembre fue de clase X9. Una ráfaga de rayos X anunció la explosión a los sensores ubicados en la órbita terrestre y, momentos después, se observó la expulsión de una nube de iones pesados, protones y electrones. Esta fue la nube que golpeó a la nave espacial Ulises.
El proceso se repitió el 6 de diciembre (X6) y el 13 de diciembre (X3). Cada explosión creó su propia nube de partículas de alta energía, llamadas tormentas de radiación, comunes después de grandes llamaradas.
Lo extraño es la zona donde ocurrieron —el polo Sur. Fue tan fuerte que si la Tierra hubiera estado en el sitio donde se encontraba Ulises, se hubiese vivido un acontecimiento a nivel del suelo: las partículas hubiesen perforado todos los caminos posibles a través de la atmósfera terrestre para llegar hasta el suelo. Lo raro es que la mancha 930 estuvo cerca del ecuador solar, mientras que Ulises estuvo sobre el polo sur del Sol. El campo magnético del Sol debió haber mantenido las tormentas en latitudes bajas. Entonces, ¿cómo llegaron hasta Ulises?
Este es un rompecabezas que la Nasa desea resolver, dice el informe.
El espacio, aún cercano, pues el Sol está a 150 millones de kilómetros de nosotros, plantea muchas dudas que no han podido resolverse. Una partícula luminosa que salga del Sol, tarda apenas 8 minutos en llegar a la Tierra. No habría tiempo de reacción si fuese un fenómeno peligroso.
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