No sólo las ciencias que uno cree son las que se encargan de un tema en particular. Si no, veamos este caso:
Los primeros ancestros cercanos del hombre eran mucho más parecidos a los grandes simios, de lo que se creía, según un trabajo de un profesor de la Escuela de Odontología de la Universidad de Nueva Cork.
Una reconstrucción por computador del profesor Timothy Bromage, paleoantropólogo y profesor de Biomateriales y de Ciencias Básicas y Biología Craneofacial, mostró que un cráneo de un Homo rudolfensis de hace 1,9 millones de años, primer miembro del género homo, tenía un cerebro muy pequeño y una mandíbula protuberante, rasgos asociados más a los miembros tipo simio de la familia homínida que vivieron hace como tres millones de años, el Australopithecus o el más antiguo Parantropus.
El estudio cuestiona que el H. rudolfensis se diferenciara mucho de esos ancestros más antiguos. De hecho, Bromage es el primero en generar una reconstrucción del cráneo que contradice al renombrado paleontólogo y arqueólogo Richard Leakey y su conclusión de que esos primeros ancestros del hombre moderno tenían un perfil facial vertical y un cerebro relativamente grande, opinión generalmente aceptada hasta hoy.
El nuevo estudio también sugiere que los humanos desarrollaron un cerebro más grande y una cara más vertical con una mandíbula menos pronunciada y dientes más pequeños al menos 300.000 años más tarde de lo que se ha creído.
El cráneo analizado fue encontrado en 1972 en Kenya por el profesor Leakey, cuya datación fue corregida años después para situarlo en un tiempo hace 1,9 millones de años.
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