Desarrollar una nueva vida, albergarla en el vientre durante nueve meses no es cualquier cosa. Exige una enorme cantidad de calorías y estas acaban de ser contadas por científicos, que presentaron sus hallazgos en Science.
Se creía hasta ahora que la mayor parte de esas calorías se encontraban en el feto, pero no. Este estudio demostró que este solo responde por el 4 % del costo energético de la preñez, mientras que la madre carga con el resto, un 'combustible' extra requerido por el cuerpo de la mujer. Un esfuerzo titánico.
Es para sorprenderse: el costo energético de un embarazo a lo largo de nueve meses es de 50 000 calorías de dieta, mucho más de lo que los científicos esperaban.
El descubrimiento provino de los estudios de Dustin Marshall, biólogo evolutivo en Monash University (Australia), en el metabolismo. Cada especie tiene que llenar demandas distintas de energía. Los mamíferos de sangre caliente pueden mantener una temperatura estable y estar activos aunque esta caiga, pero mantener esa temperatura requiere alimentar constantemente la fuente.
Es distinto a animales de sangre fría, como las serpientes, que pueden pasar semanas sin comer.
Marshall y sus estudiantes estimaron los costos y no solo recurrieron a literatura existente sino que analizaron la tasa metabólica de las hembras mientras están en período reproductivo, estimación con base en el oxígeno que consumen.
Con todos los datos reunidos estimaron los costos de reproducción para 81 especies, desde insectos a cabras. Determinaron así que el tamaño del individuo influye mucho en cuánta energía se requiere para reproducirse. Como curiosidad, animales microscópicos requieren menos de una millonésima de caloría para generar descendientes y el venado de cola blanca necesita 112 000 calorías.
Los animales de sangre caliente requieren tres veces más energía que los reptiles.
Para sorpresa, hallaron que los costos indirectos de la preñez son mucho mayores que los directos. En promedio solo 10 % de la energía que una hembra mamífera usa durante la preñez va a las crías.
En la hembra humana el costo es muy alto, tal vez porque las mujeres permanecen preñadas mucho más tiempo que la mayoría de otros mamíferos.
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