lunes, 2 de septiembre de 2024

Científicos identifican dónde está el amor en el cerebro

Hay áreas que se activan con mayor intensidad según el tipo de amor que se experimente. Aunque algunas se comparten, no todas. Imagen Cerebral Cortex


¿Dónde está el amor? En el aire, en las flores, en la sonrisa de un niño, en la voz de la persona amada, en los padres, en la naturaleza, en los amigos y en los animales de compañía. El amor anda por todos lados. Pero ¿dónde está el amor en el cerebro? ¿Qué se nos activa en este órgano cuando sentimos amor?

Mediante imágenes de resonancia magnética funcional científicos vieron en qué regiones del cerebro se activaban seis tipos distintos de amor.

A 55 papás se les presentaron escenarios como "usted ve al bebé recién nacido por primera vez. Es suave, saludable y la gran maravilla de su vida. Usted siente amor por ese pequeño". De este modo, en los seis casos diferentes de amor:

Amor romántico, amor paterno, amor por un amigo, amor por un extraño, amor por un animal de compañía y amor por la naturaleza.

"Ahora entregamos un retrato más comprensible de la actividad cerebral asociada con diferentes tipos de amor, que en estudios previos", dijo Pärttyli Rinne, filósofo e investigador que coordinó el estudio con colegas en Aalto University.

Y entonces esto fue lo que hallaron:

El amor por los bebés es el que genera la más intensa actividad cerebral, seguida de cerca por el amor romántico.

"En el amor parental hay una activación profunda en el sistema de gratificación en el stratium mientras se imagina el amor, y esto no se vio en los otros tipos de amor", expresó Rinne. 

La actividad cerebral es influenciada no solo por la cercanía del objeto del amor, sino también por si es un ser humano, otra especie o la naturaleza.

No fue sorpresa encontrar que el amor por extraños generaba una menor activación cerebral.

El amor por la naturaleza activaba el sistema de recompensas -gratificación- y las áreas visuales del cerebro, pero no las áreas sociales.

Sí fue una gran sorpresa que las áreas del cerebro asociadas con el amor entre personas terminaba siendo muy similar, con diferencias sobre todo en la intensidad de la activación.

Pero vaya otro hallazgo llamativo:

En el caso de las mascotas, se les decía esto: "Usted está en casa, recostado en el sofá y las patitas de su gato encima. El gato se acurruca junto a usted y comienza a ronronear. Usted ama su mascota".

"Cuando se miraba el amor por los animales de compañía y la actividad cerebral asociada a él, las áreas cerebrales relacionadas con sociabilidad revelaban estadísticamente si una persona tiene o no mascota. Cuando se trata de dueños de mascotas, esas áreas se activan más que en los no poseedores (de animales)".

Las activaciones del amor se controlaron en el estudio con historias neutrales, como mirar por la ventana de un buso lavarse los dientes. Tras escuchar a un actor profesional relatar cada una de las pequeñas historias, a los participantes se les pidió imaginar cada emoción por 10 segundos.

Me faltaba incluir que la investigación se publicó en el journal Cerebral Cortex.

Al menos ya sabemos dónde está el amor.

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